La soberanía de los datos se refiere al principio de que la información digital se rige por las leyes del país en el que se recopila o almacena. Aunque una organización puede ser propietaria de los datos, su ubicación de almacenamiento físico determina qué sistema legal del país tiene autoridad sobre ellos.
La soberanía de los datos forma parte de un conjunto más amplio de preocupaciones sobre cómo se mueven los datos y cómo se gestionan globalmente, especialmente a medida que las empresas dependen cada vez más de los servicios de nube transfronterizos. Comprender este concepto es fundamental para garantizar el cumplimiento normativo, gestionar los riesgos de ciberseguridad y mantener la confianza del cliente.
La soberanía de los datos está determinada por una serie de factores, incluidos:
Por ejemplo, una empresa europea que almacena datos en Alemania utilizando un proveedor de nube con sede en EE. UU. puede seguir estando sujeta a solicitudes legales de agencias estadounidenses en virtud de la legislación estadounidense, aunque los datos estén físicamente ubicados en Europa. La soberanía es un área de riesgo compleja y multidimensional que requiere una planificación exhaustiva y orientación legal experta.
La soberanía de los datos se refuerza mediante una combinación de leyes, estrategias técnicas y contratos comerciales:
Ignorar la aplicación práctica de la soberanía de datos puede exponer a las empresas a importantes sanciones, interrupciones operativas y daños a la reputación.
La soberanía de los datos, la residencia de los datos y la localización de los datos son términos estrechamente relacionados que abordan diferentes aspectos de la gestión de los datos a través de las fronteras:
En resumen: La residencia se trata de almacenamiento, la soberanía se trata de control y ley, y la localización se trata de almacenamiento y manipulación nacionales obligatorios.
La soberanía de los datos se está convirtiendo en un pilar de la estrategia de ciberseguridad por varias razones:
Respetar los principios de la soberanía no es solo un problema de cumplimiento, sino que es un elemento fundamental para crear programas de ciberseguridad resistentes y de confianza.
A pesar de su importancia, mantener la soberanía de los datos plantea importantes obstáculos operativos:
Las empresas globales a menudo se ven atrapadas entre obligaciones legales contrapuestas. Un proveedor de nube debe cumplir con las solicitudes de una jurisdicción que puedan entrar en conflicto con las leyes de privacidad de datos de otra. La navegación por estos conflictos exige estrategias legales sofisticadas y, a menudo, medidas de localización.
Los gobiernos extranjeros pueden obligar legalmente al acceso a los datos en virtud de los mandatos de seguridad nacional o de aplicación de la ley. Por ejemplo, la Ley de la NUBE de EE. UU. otorga a las autoridades estadounidenses el derecho a acceder a los datos almacenados en el extranjero por empresas con sede en EE. UU., creando riesgos incluso para los datos alojados en jurisdicciones "seguras".
Muchos proveedores de servicios en la nube distribuyen datos en múltiples regiones por motivos de rendimiento y redundancia. Esta arquitectura dificulta la garantía de que todas las copias de un conjunto de datos se mantengan dentro de un país o límite legal especificado, añadiendo capas de complejidad de cumplimiento.
La nube introduce oportunidades y riesgos para la soberanía:
Para mantener la soberanía en entornos de nube, las organizaciones deben:
Las organizaciones que buscan cumplir con los requisitos de soberanía de datos deben desarrollar un marco de gobernanza de datos integrado que incluya:
Las organizaciones que invierten en arquitecturas conscientes de la soberanía no solo reducirán los riesgos legales y de cumplimiento, sino que también se posicionarán como líderes en la gestión responsable de los datos.